Aquí iría la introducción del rol.... Si tuviera una!! Edit: Mil días después... ya quedo la intro!!
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“Adarod es una tierra donde los elfos viven en tranquilidad y amor. El mundo funciona perfectamente gracias a la intervención de los grandes escolares, ellos mantienen a la población trabajando, produciendo y en paz. Durante mil años hemos mantenido esta paz. Nosotros, los elfos, la gran raza que sobrevivió a eso que amenazó con terminar este mundo, seguimos aquí, y viviremos por siempre de esta manera. Ese es el lema de los escolares, ellos seleccionan a los mejores magos de la raza para continuar enseñando el secreto que mantiene viva nuestra civilización.
Ser escolar es el mayor honor al que podemos aspirar, nosotros los elfos. En nuestra cultura, la magia lo rige todo. Por eso, nosotros fuimos los que pudimos sobrevivir. Nosotros no nos aferramos al pasado, el futuro es lo único que importa y por eso es que educamos a nuestros jóvenes para que sigan este noble camino, que los escolares, en su eterna gracia, me han encomendado.”
“Con este fin de bien común, es que dedicamos nuestras vidas a recopilar, contener y eliminar a las amenazas mágicas que pretenden detener nuestro avance en el saber. Nuestra misión debe ser cumplir con este propósito en la vida y en la muerte, y es por eso que luchamos en contra de las fuerzas del mal que surgen día con día en las regiones no controladas de nuestra hermosa tierra!”
“Esta misión vivirá en ustedes de ahora en adelante, mientras recolectan los artefactos ilegales que los escolares detecten. Estas "armas ilegales" son una amenaza para nuestra sociedad y forma de vida privilegiada. Lucharemos por mantenernos en constante crecimiento!”
“Conforme logren cumplir las misiones que se les asignen podrán acceder a los secretos mágicos que esconden las bibliotecas sagradas, y así colaborar con sus habilidades especiales en este esfuerzo conjunto que es nuestra sociedad.”
“Les recuerdo que a nombre de los grandes escolares, yo, Bretta Einsat, seré su guía en esta importante misión. No todos los grandes magos en esta tierra pueden dedicarse a cazar a los traficantes de objetos mágicos, su tarea es mantener la seguridad de los elfos que no nacieron con las habilidades necesarias para utilizar la magia de la manera que ustedes lo hacen. Su existencia es fundamental para la convivencia pacifica de nuestro reino, ustedes deben ser un ejemplo para el resto de los elfos que pretenden tener esta oportunidad de servir, y hacer algo de bien en este mundo corrompido por la magia negra.”
Una mujer hermosa de curvas pronunciadas y un porte elegante hablaba con fervor desde el estrado. Desde abajo, una veintena de reclutas mágicos la escuchaba, la mayoría contagiados por la fuerza de sus palabras y otros mas, conocedores del mundo real que los esperaba fuera de las murallas, la miraban dudosos de la veracidad de sus palabras. El uniforme que la mujer portaba, blanco en su mayoría, con detalles azules y rangos plateados, era digno de su cargo y daba la certeza de la nobleza que corría por su sangre. Los altos estratos sociales y sus imposibles estándares evitan que las personas de cuna humilde puedan aspirar a los secretos mágicos y altos rangos militares. Esta mujer era demasiado joven para cualquiera de los casos, su magia debía ser excepcional.
Su físico parecía fruto de un duro y arduo entrenamiento, sus brazos, descubiertos unos cuantos centímetros mas arriba del codo, dejaban en claro que no había llegado a su rango por méritos burocráticos. Pequeñas, pero visibles cicatrices de batalla se asomaban a lo largo de sus brazos mientras hablaba. Llevando su brazo izquierdo sobre el hombro derecho dejó al descubierto una quemadura de 2 cm de ancho que la recorría, desde la parte exterior de la muñeca hasta la orilla de su uniforme, casi en una linea recta perfecta. Esa definitivamente era una marca de un duelo mágico. Su rostro era amable, sin una sola imperfección visible, por lo menos desde el angulo de los espectadores, digno de una gran oradora como ella lo era, lo suficientemente carismática como para convencer a esos ilusos jóvenes seleccionados de que arriesgaran sus vidas por el bien común.
Hizo un señal a un hombre uniformado que esperaba a la derecha del estrado, unas mantas cayeron al suelo, dejando al descubierto los nombres de los nuevos reclutas y los grupos que formarían.
“Por favor, ubiquen sus nombres y reúnanse con su grupo. Se les asignará una misión a partir de este momento, esperen a ser llamados.”- el rostro de la mujer se transformó en un instante, a pesar de haber dado una orden directa, la mirada de todos se centró en ella hasta que ella dejo de mirarlo. Ninguno de los aspirantes parecía poder moverse y ella agregó - “en orden.” - en una voz ligeramente mas grave que la que utilizó durante su discurso. Agitó su cabello y camino hacia las barracas que se encontraban unos 20 metros a la izquierda del estrado.
En la pizarra se asignaron cuatro Grupos de Búsqueda, a sus espaldas, se encontraban cuatro rudimentarias mesas de madera con un número que fue grabado con calor. Los aspirantes se fueron ubicando en sus lugares. Era evidente que no habían sido seleccionados al azar. Todos los estudiantes de magia debían ser reclutas, por lo menos una ocasión. El grupo número uno estaba conformado por jóvenes que parecían haber sido cortados de lienzos perfectos, su ropa era muy similar, y su porte era el de damas hermosas y caballeros altos y fornidos. El grupo número dos eran unos cuantos jóvenes asustados que fueron seleccionados, muy posiblemente, para mantener esperanza en la base de la cadena alimenticia. En el grupo tres se encontraba un grupo de jóvenes mucho mayores que de los otros grupos, con miradas duras y que rápidamente se agruparon para demostrar sus habilidades, ya muy desarrolladas; eran desertores de grupos anteriores, uno de ellos portaba el tatuaje de un grupo criminal conocido y repudiado por los escolares.
El grupo cuatro… el grupo cuatro simplemente no tenia sentido.
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“Adarod es una tierra donde los elfos viven en tranquilidad y amor. El mundo funciona perfectamente gracias a la intervención de los grandes escolares, ellos mantienen a la población trabajando, produciendo y en paz. Durante mil años hemos mantenido esta paz. Nosotros, los elfos, la gran raza que sobrevivió a eso que amenazó con terminar este mundo, seguimos aquí, y viviremos por siempre de esta manera. Ese es el lema de los escolares, ellos seleccionan a los mejores magos de la raza para continuar enseñando el secreto que mantiene viva nuestra civilización.
Ser escolar es el mayor honor al que podemos aspirar, nosotros los elfos. En nuestra cultura, la magia lo rige todo. Por eso, nosotros fuimos los que pudimos sobrevivir. Nosotros no nos aferramos al pasado, el futuro es lo único que importa y por eso es que educamos a nuestros jóvenes para que sigan este noble camino, que los escolares, en su eterna gracia, me han encomendado.”
“Con este fin de bien común, es que dedicamos nuestras vidas a recopilar, contener y eliminar a las amenazas mágicas que pretenden detener nuestro avance en el saber. Nuestra misión debe ser cumplir con este propósito en la vida y en la muerte, y es por eso que luchamos en contra de las fuerzas del mal que surgen día con día en las regiones no controladas de nuestra hermosa tierra!”
“Esta misión vivirá en ustedes de ahora en adelante, mientras recolectan los artefactos ilegales que los escolares detecten. Estas "armas ilegales" son una amenaza para nuestra sociedad y forma de vida privilegiada. Lucharemos por mantenernos en constante crecimiento!”
“Conforme logren cumplir las misiones que se les asignen podrán acceder a los secretos mágicos que esconden las bibliotecas sagradas, y así colaborar con sus habilidades especiales en este esfuerzo conjunto que es nuestra sociedad.”
“Les recuerdo que a nombre de los grandes escolares, yo, Bretta Einsat, seré su guía en esta importante misión. No todos los grandes magos en esta tierra pueden dedicarse a cazar a los traficantes de objetos mágicos, su tarea es mantener la seguridad de los elfos que no nacieron con las habilidades necesarias para utilizar la magia de la manera que ustedes lo hacen. Su existencia es fundamental para la convivencia pacifica de nuestro reino, ustedes deben ser un ejemplo para el resto de los elfos que pretenden tener esta oportunidad de servir, y hacer algo de bien en este mundo corrompido por la magia negra.”
Una mujer hermosa de curvas pronunciadas y un porte elegante hablaba con fervor desde el estrado. Desde abajo, una veintena de reclutas mágicos la escuchaba, la mayoría contagiados por la fuerza de sus palabras y otros mas, conocedores del mundo real que los esperaba fuera de las murallas, la miraban dudosos de la veracidad de sus palabras. El uniforme que la mujer portaba, blanco en su mayoría, con detalles azules y rangos plateados, era digno de su cargo y daba la certeza de la nobleza que corría por su sangre. Los altos estratos sociales y sus imposibles estándares evitan que las personas de cuna humilde puedan aspirar a los secretos mágicos y altos rangos militares. Esta mujer era demasiado joven para cualquiera de los casos, su magia debía ser excepcional.
Su físico parecía fruto de un duro y arduo entrenamiento, sus brazos, descubiertos unos cuantos centímetros mas arriba del codo, dejaban en claro que no había llegado a su rango por méritos burocráticos. Pequeñas, pero visibles cicatrices de batalla se asomaban a lo largo de sus brazos mientras hablaba. Llevando su brazo izquierdo sobre el hombro derecho dejó al descubierto una quemadura de 2 cm de ancho que la recorría, desde la parte exterior de la muñeca hasta la orilla de su uniforme, casi en una linea recta perfecta. Esa definitivamente era una marca de un duelo mágico. Su rostro era amable, sin una sola imperfección visible, por lo menos desde el angulo de los espectadores, digno de una gran oradora como ella lo era, lo suficientemente carismática como para convencer a esos ilusos jóvenes seleccionados de que arriesgaran sus vidas por el bien común.
Hizo un señal a un hombre uniformado que esperaba a la derecha del estrado, unas mantas cayeron al suelo, dejando al descubierto los nombres de los nuevos reclutas y los grupos que formarían.
“Por favor, ubiquen sus nombres y reúnanse con su grupo. Se les asignará una misión a partir de este momento, esperen a ser llamados.”- el rostro de la mujer se transformó en un instante, a pesar de haber dado una orden directa, la mirada de todos se centró en ella hasta que ella dejo de mirarlo. Ninguno de los aspirantes parecía poder moverse y ella agregó - “en orden.” - en una voz ligeramente mas grave que la que utilizó durante su discurso. Agitó su cabello y camino hacia las barracas que se encontraban unos 20 metros a la izquierda del estrado.
En la pizarra se asignaron cuatro Grupos de Búsqueda, a sus espaldas, se encontraban cuatro rudimentarias mesas de madera con un número que fue grabado con calor. Los aspirantes se fueron ubicando en sus lugares. Era evidente que no habían sido seleccionados al azar. Todos los estudiantes de magia debían ser reclutas, por lo menos una ocasión. El grupo número uno estaba conformado por jóvenes que parecían haber sido cortados de lienzos perfectos, su ropa era muy similar, y su porte era el de damas hermosas y caballeros altos y fornidos. El grupo número dos eran unos cuantos jóvenes asustados que fueron seleccionados, muy posiblemente, para mantener esperanza en la base de la cadena alimenticia. En el grupo tres se encontraba un grupo de jóvenes mucho mayores que de los otros grupos, con miradas duras y que rápidamente se agruparon para demostrar sus habilidades, ya muy desarrolladas; eran desertores de grupos anteriores, uno de ellos portaba el tatuaje de un grupo criminal conocido y repudiado por los escolares.
El grupo cuatro… el grupo cuatro simplemente no tenia sentido.